sábado, 1 de agosto de 2009

Madrid

vale, no es una alcantarilla; pero hay que reconocer que como placa-homenaje en plena Carrera de San Jerónimo no está mal. Siempre me conmovió que Jesús Gil conociera a su futura esposa cuanro ésta era dependienta del más popular y tradicional establecimiento de venta de turrones de la capital. Gran hombre don Jesús. Qué tiempos los del doblete del 96. Me estoy emocionando.

No hay comentarios:

Publicar un comentario