domingo, 8 de febrero de 2009

Madrid

Como las reglas están para hacer excepciones, ni la foto ni el contenido de esta entrada son propiamente alcantarillísticos. Por un lado, la foto recoge otra faceta de nuestros suelos: uno de esos obstáculos que sirven para evitar que se aparque en las entradas de garaje ocupa la acera, tal vez con la esperanza de ayudar a ciudadanos despistados a conocer la riqueza de nuestros servicios de traumatología y ortopedia: bello fin didáctico a la par que doloroso; pero es que la ciencia, señores, requiere esfuerzo. La foto se completa con un contenedor de obra aparcado en zona de parking para residentes y con un agente del Servicio de Estacionamiento Regulado en acto de servicio, es decir: vestido de fosforito y poniendo multa, un ejemplo incuestionable de servicio a la Comunidad.

A lo que iba: el buen amigo que me envió el otro día la foto que puse de una alcantarilla avistada por él mismo en el interior del Congreso de los diputados, me escribe para decirme más o menos lo siguiente: El otro día fueron hallados restos humanos en los sótanos del Congreso, cerca de la tapa que publicaste. Dicen que son restos antiguos, je, je. Pero también es verdad que los de las cloacas tienen mucha fiambre que guardar en las despensas del Estado, como sabe cualquier aficionado a las conspiraciones. Por cierto, aclaración a mi tapa. Ciertamente en la tapa viene el nombre de una histórica empresa de ascensores. El ascensor histórico del Congreso, con asiento incrustado con cojín para que subieran cómodamente los decrépitos padres de la patria, es de esa misma marca. Aunque está fuera de uso, sigue expuesto en el edificio como antigualla simpática. Mi conclusión, si no surgen nuevos datos que me convenzan de otra cosa, incluso de la contraria, es que la tapa esconde algún tipo de maquinaria relacionada con el vetusto ascensor. Aparte de su porción de cloaca estatal que viene dada por su situación geoestratégica."

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